No hacer nada. Tumbarte en la cama a las 10 de la noche después de tomarte unas cervezas medio resfriado con leve dolor de cabeza sabiendo que al dia siguiente no tienes que trabajar. Esto no tiene precio.
Despertarte a las 9 de la mañana relajado, solo un leve resfriado ocupa tu nariz. Después de 3 días sin sentir el agua fría recorriendo tu cuerpo, sales de la ducha y no hay toalla. Estornudas.
Sigues relajado porque sabes que no vas a hacer nada. En tu selebro solo hay una mezcla entre carta de ajuste y película survietnamita de recolectores de arroz. Respiras tranquilo. No puedes, entonces vas al baño y te suenas los mocos. Esto es vida... Santander y su clima.
Te vistes: los vaqueros y ese jersey de lana viejo de mujer que te intenta regalar tu madre siempre que vienes a verla. Silencio. Tu hermana pequeña se ha ido al cole y solo oyes a tu novia duchándose a lo lejos.
Respiras levemente para no perturbar esta tranquilidad que te invade. El gorgoteo del agua a lo lejos se mezcla con el ronroneo del ventilador del ordenador interpretando la majestuosa partitura de la tranquilida. Sonríes. Te sientes vivo.
Frente a ti, un sauce llorón descansa con sus alicaídas ramas del temporal de la otra noche. Él no perdió ninguna rama, pero llora por toda la sabia derramada por sus congéneres de todo el litoral cantábrico. Lágrimas verde y oro se derraman relucientes sobre el celeste del cielo, mientras una paloma alza el vuelo y se posan dos gorrioncillos.
El bullir de una ciudad ni se percibe a lo lejos, la tranquilidad del Sardinero deleita mi sentir ocioso. Me calzo, las zapatillas de deporte que compré ayer agradan más a mis pies que las duras botas técnicas y que los encorsetados zapatos. Andar, pasear al ritmo cántabro y lento, reconfortará más mi alma que masajes en balneario snop urbanos, de esos llamados spa.
Esa gente mayor que tanto quiero habita en este país de lluvias y vientos. Los años pasan más rápido, y para ellos aumenta el recuerdo. Quiza algún día estos días se sumen al mío: historias y abrazos, despedidas y anhelos. Vuelve pronto, no te vayas tan lejos. Sevilla y el Mar, Santander y el cielo.
Después de 14 meses cotizando... STOP.
Pues si, después de preciosas palabras, grandes halagos y maravillosos cumplidos sobre mi forma de trabajar, mi actitud y mi entrega, tocó ponerse serio y decirme que el proyecto en el que estaba se va a congelar para presionar al gran grupo industrial que nos tiene subcontratado para que nos pague de una vez...
Usease: no hay trabajo para mi por el momento. Por tanto, con pena en el corazón se me comunica que no se va a renovar mi contrato. Bien es cierto que yo fijé unas condiciones claras de trabajo, que parece ser, la empresa no puede conceder.
La despedida muy cálida. Vinieron compañeros que no esperaba a la cervecita de despedida (Desde la empresa se toma como un "hasta luego" hasta que tenga mi título). La verdad es que es genial sentirse querido así por la gente y por los jefes que no tienen por qué acudir a estos actos.
Durante la charla con mi jefe cuando me comunicó mi "nominación" para la expulsión, hubo balabras que uno le llenan de satisfacción que reconocen la entrega y el derroche de fuerzas gastadas en la marisma portando el estandarte que me ha estado dando de comer y al que tengo que agradecerle mi independencia. Porque eso es cierto, de no haber sido bajo su protectorado, no hubiera podido conseguir la anhelada independencia, estado que, una vez alcanzada la mayoría de edad que otorga la entrada en el INEM, tengo que saber mantener para no verme obligado a volver con el rabo entre las piernas haciendo el egipcio.
Anteayer estuve por allí arreglando los flecos pendientes, firmando el finiquito, cobrando las dietas por gastos de viaje... El gran jefe indio me preguntó que cuánto me quedaba para acabar la carrera, y me dijo que cd acabase no dudase en volver para hacer con ellos el proyecto fin de carrera... ¿$$$$$? supongo que nos interesará a las dos partes... hay que ver cómo es el mundo... y el otro gran jefe (un poco más jefecillo) vino hasta donde estaba muy interesado a pedirme mi teléfono por si surgía algo...
Miedo me dan... me veo ahora liberado, con tiempo para mi, para acabar la carrera esprimiendo al INEM lo máximo y currando en trabajos de esos que sueñas desde pequeño: tirador de cerveza, portero del caramelo, repartiendo periódicos, incluso ¡palomitero!... y ahora vienen a acojonarme de esta manera... ¡que son capaces de enredarme otra vez en la marisma!
Yo me he venido VOLANDO hasta la tierra materna, a disfrutar de leves rachas de viento de 180 km/h y ayudar a mi abuelo a retirar árboles que han caído a su casa desde la casa del vecino.
Ya sabéis... como dijo Yosi:
SI PREGUNTAN POR MI... ¡¡¡¡¡¡DILES SIEMPRE QUE NO ESTOY!!!!!!!