Ha pasado bastante desde que colgué mi última carta aquí. Ahora vivo con la tranquilidad que da el centro. A una velocidad que siempre me ha gustado más. Ahora salgo a la calle a hacer cualquier cosa: comprar el pan o simplemente deambular un rato por el barrio... ahora tengo todas esas piedras viejunas que me gustan cerca. Puedo pararme tranquilamente a leer todas esas placas que me gustan tanto sin temor a robar el tiempo a la persona que va conmigo. Ahora vivo sin reloj, lo que siempre me ha gustado.
Subo a compartir comida a la azotea y la tranquilidad me inunda. Estoy loco por subir a disfrutar de las estrellas allí. Probablemente suba esta noche. Mi azotea me parece uno de los mejores lugares en los que he estado. Siento allí la intemporalidad que existe en los lugares mágicos, como en la casa de mis abuelos. Ahí arriba, bajo el covijo de un viejo campanario se otea el horizonte hispalense de forma privilegiada: La Torre de Don Fadrique al norte asoma tras Omnium Sanctorum, a su izquierda disfruto de Montesión, más a la derecha encuentro San Luís de los Franceses, Santa Marina, el fascinante alminar cristianizado de San Marcos, San Román, Santa Catalina, San Pedro... La Giralda se disfruta tras las grúas que van levantando los hongos que poco a poco vamos imaginando...
Me encanta mi micromundo actual. Llevo aquí menos de un mes y parece que nací aquí. Me encanta esta ciudad. Me apasiona sentirme hijo adoptivo, como muchos otros montañeses que llegaron aquí me siento como en casa. Doy dos pasos y encuentro sitios interesantes. Librerías, barecilos donde oír algún concierto, mil iglesias y conventos, millones de placas y azulejos en las paredes... llevaba mucho tiempo volviendo a mi casa desde casa de Elena atravesando el centro mientras maldecía a los erasmus por vivir allí... y mira, ahora con unas cuantas canas más en la cabeza, soy yo el que disfruto al máximo de mi ciudad. Me apasiona vivir un erasmus en mi ciudad, sabiéndome casi todos los trucos desde el primer día.
En fin... hoy toca cena en casa y me despido de vosotros mientras disfruto de "Blues for Panassie", de Don Byas... quién me iba a decir a mi, con lo jevi que yo era, que le iba a pegar tanto al Jazz... Me encanta, sobre todo el despertar matutino... pero me lo guardo para mí, que he aprendido a no compartir todo con mi gente...
Si venís al centro, no tenéis ninguna excusa... así que no os escaqueéis y pegadme un toque.
besitos
Escrito por Turin a las 23 de Enero 2008 a las 11:35 PM